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DOI: 10.1055/s-0028-1116124
© Georg Thieme Verlag, Stuttgart
Das Problem des sogenannten Oberflächenkarzinoms der Portio1
The Problem of the so-called Intra-Epithelial Carcinoma of the Portio Vaginalis Uteri 1 Auszugsweise vorgetragen auf der Tagg. der Mittelrhein. Ges. f Gyn. in Marburg am 15./16. Mai 1954 und der Tagg. der Niederrhein-Westfäl. Ges. f. Gyn. am 19./20. Juni 1954 in Düsseldorf.Publikationsverlauf
Publikationsdatum:
04. Mai 2009 (online)
Summary
Although “carcinoma in situ” has been known to the clinician and pathologist since 1908, sufficient observations of these intra-epithelial changes are still lacking to allow the problem of its malignancy to be finally settled. Even the most modern cytochemical methods are still incapable of differentiating between a “benign cell” and a “cancer cell”. Carcinoma in situ should, therefore, be regarded as a separate disease not necessarily connected with invasive carcinoma ((Hamperl, Büngeler, Feyrter), and be treated accordingly. In each individual case, however, all the changes must be carefully examined in order to exclude the presence, in circumscribed areas, of the classic characteristic of carcinoma, viz.: destructive invasion. The decision whether such an invasion is already established may, in individual cases, present extreme histological difficulties as long as the morphologic characteristics of an incipient invasion are not yet clearly defined. Prolonged observation of the biological development in situ with the modern diagnostic methods is a way out of this difficulty; but it requires considerable experience, elaborate equipment, an efficient laboratory, and, last not least, the co-operation of the patient.
Resumen
El problema del llamado carcinoma superficial de la portio
Aunque el cuadro del carcinoma in situ es conocido de clínicos y anatomopatólogos desde 1908, la experiencia que hasta hoy se tiene de esta alteración del epitelio de la portio no es suficiente para poder tomar una postura definitiva en el problema de su malignidad. Tampoco los modernos métodos citoquímicos están en condiciones, hasta la fecha, de poder encontrar una diferencia entre las «células benignas» y las «células cancerosas». Se debía, pues, considerar el «carcinoma in situ» como una enfermedad singular, no necesariamente relacionada con el carcinoma invasor (Hamperl, Büngeler, Feyrter) y orientar los procedimientos terapéuticos según este concepto. Por otra parte, debe en cada caso particular excluírse, mediante una cuidadosa exploración de todas las alteraciones que existan en la zona circunscrita, el clásico signo de carcinoma de la invasión destructiva. El decidir si ya existe una tal invasión puede ser histologicamente extraordinariamente difícil en algunos casos mientras los signos morfológicos de una invasión que comienza no se hayan diseñado claramente todavía. El recurso de una observación continua del desarrollo biológico de la alteración in situ puede llevarse a cabo con los métodos actuales para el diagnóstico precoz pero requiere una gran experiencia, un voluminoso aparato, un laboratorio capaz y, no en último lugar, el consentimiento de la paciente.