Aunque la urología continúa siendo una especialidad predominantemente masculina, durante los últimos años ha cambiado la composición. La representación femenina se ha incrementado alrededor de 11 veces desde 1978; un incremento mucho mayor que el visto en otras especialidades.[1] En la actualidad las mujeres en urología representan alrededor del 10% de profesionales y 24% de los residentes[1]
[2]; sin embargo, de acuerdo con las proyecciones mundiales necesitamos más urólogos, por tanto, más mujeres en urología.
Aún tenemos múltiples factores que pueden limitar tanto el ingreso como la permanencia de las mujeres en el campo laboral, por ejemplo: los patrones de práctica, las promociones dentro del campo académico, el balance vida/trabajo y la equidad en salarios, entre otros.[3] Sin embargo, en la actualidad estos se han ido sorteando de la mejor manera, comprendiendo que es una excelente especialidad para ambos géneros.[4]
Generalmente se ha descrito que el género puede afectar la carrera médica y el balance entre la vida/trabajo, argumentando que las mujeres trabajaban menos que los hombres.[4] Sin embargo, la evidencia sobre la que describen esto es débil. Incluso hay estudios mostrando mujeres reportando menos horas de las que normalmente trabajan y hombres reportando mas horas. Además, otros estudios en los que las mujeres trabajan tiempo completo e igual número de horas que su contraparte masculina.[5] De acuerdo con el reporte de 2014 de la Sociedad Americana de Urología,[6] no hay diferencia entre el número de horas que trabajan los hombres y las mujeres (55 horas/semana). También refieren que las mujeres se dedican predominantemente (8 horas/semana vs 5 horas /semana) a labores no clínicas (administración, docencia e investigación), elementos fundamentales para el adecuado desarrollo de nuestra especialidad.
Por otro lado, las mujeres en urología pueden ser más jóvenes que su contraparte masculina.[1] Esto conlleva que la fuerza laboral en algunos años esté liderada por las mujeres y se requiera estimular a más estudiantes y profesionales médicas para que ingresen a nuestra especialidad.
Para finalizar, quisiera exhortar a las estudiantes de medicina y las médicas a participar de nuestras actividades urológicas, y a nuestras residentes y urólogas a ser líderes en los diferentes grupos de trabajo y en cada uno de los escenarios en que se desempeñen. Requerimos un número mayor de mujeres líderes en nuestra especialidad quirúrgica, que se involucren tanto en la solución de problemas urológicos, así como en investigación y docencia en las universidades de Colombia y el mundo.