Dr. Fernando Fonseca
Hace apenas unos días, en La Granja de San Ildefonso, nos deseamos unos sinceros “hasta
pronto” mientras tirábamos de las maletas hacia nuestros quehaceres habituales. Nos
despedíamos tras un emotivo 25° congreso presencial de la SECMA, organizado por Fernando
García de Lucas. Tras tanta mascarilla y aislamiento solitario, finalmente conseguimos
abrazarnos, cual amigos de toda la vida. Tras el gran paréntesis que supuso la pandemia,
fuimos a Segovia “con ganas renovadas”. Vacilantes, nos acercábamos a cada grupo sin
saber si debíamos preguntar o no sobre la suerte de algunos colegas. En todo caso,
pensamos que, esta vez sí, que nos volveríamos a ver pronto, muy pronto como si esto
del COVID-19 hubiera sido una larga pesadilla de la que despertaríamos pronto, rejuvenecidos
y preparados para volver a nuestras vidas.
La vida, como en la canción del Pedro Navaja, nos da sorpresas. Por suerte, la mayoría
son buenas. Las guardamos en el departamento de anécdotas, y chafarderías, hasta que
las olvidamos, cosa que por otra parte es muy deseable. También nos da malas noticias,
nos cuenta sucesos, nos recuerda gustos y disgustos que guardamos en nuestro archivo
personal, y que con el paso de los años se convierte en nostalgia, palabra que, procedente
del griego, tiene que ver con el dolor (algios) que sentimos cuando recordamos algo o alguien (nostos).
Lo que nunca hubiera sospechado que ocurriría de la manera que ocurrió fue el tener
la oportunidad de mostrarme como algo que muchos no sabían: como guitarrista, compositor
y cantautor, y que no me importa hacerlo en público. La ocasión bien la valía: pude
hacer un sentido homenaje a mi amigo Fernando Fonseca. Fue al final de mi conferencia
del viernes. Me habían pedido dar un curso de instrucción sobre como orientar racionalmente
el diagnóstico del dolor cubital del carpo. Ya en el curso de la preparación de esa
conferencia, me di cuenta que muchos de los conceptos que yo proponía coincidían en
lo esencial con unas reflexiones que hizo en 1995 Fernando Fonseca, y que recientemente
me había mostrado Fina Sensada, una conocida cineasta catalana, compañera de Fernando.
Escrito en forma de poema, en él se aconsejaba no tener reparos en cambiar radicalmente
nuestra práctica diaria si algo que hemos probado repetidamente no salía bien. En
este sentido se pronunciaba a favor de:
-
Mejorar la formación en ciencias básicas (anatomía y biomecánica) de los cirujanos,
adaptándolas a la peculiar patología propia de cada entorno, y no a las necesidades
estratégicas de la industria.
-
Reducir los recursos públicos a aquellos proyectos de investigación que solo benefician
a unos pocos, favoreciendo aquellos otros dirigidos a tratar los problemas más comunes
de la población.
-
Evitar tratamientos costosos que de manera categórica ya sabemos que no van a funcionar,
o si funcionan lo hacen de forma parcial y aleatoria.
-
Recordar que no todo lo que aparece con la edad es necesariamente patológico, que
hay artrosis asintomáticas que no requieren tratamiento.
-
En este sentido es bueno ser humildes, y no pensar que lo sabemos todo. Cabe buscar
puntos de coincidencia con los tratamientos que están siendo empleados por otros colectivos,
no quirúrgicos, y que de manera empírica, y desde tiempos ancestrales están demostrando
ser eficaces. Siempre hay que recordar que los “curanderos” también curan, y se relacionan
a través de internet.
Pues bien, del poema condensé unos versos, les puse música, y la canción resultante
(“Momentos de reflexión”) la llevo siempre conmigo.
Como muy bien recordaréis, el Dr. Fernando Fonseca Máñez, fue miembro activo de la
SECMA, organizador del Congreso de la misma en Playa de Aro (1989), y del post-congreso
de la FESSH en Girona (2000). Desgraciadamente falleció en 2014 por un tumor cerebral,
después de dedicar buena parte de su vida a tratar niños discapacitados de manos y
pies en países del tercer mundo.
La escasez de publicaciones existentes sobre sus actividades de cooperación internacional
impidió que, en vida, Fernando tuviera el reconocimiento como “pionero en cirugía
de la mano” que tanto mereció.
Una de las pocas ventajas que tiene el ser presidente de la Federación Internacional
de Sociedades de Cirugía de la Mano (IFSSH), es la de tener la posibilidad de proponer
lo que uno estime oportuno como contribución al congreso que cada tres años venimos
desarrollando. En este caso, pensé que era deseable hacer un homenaje especial a Fernando
en el curso de la ceremonia de abertura del congreso de Londres, propuesta que fue
aceptada por unanimidad el pasado mes de marzo. Los que tuvimos la suerte de conocerle
podemos dar fe de la idoneidad de esta decisión.
Entre las diversas iniciativas que se han planteado está la publicación de un libro-homenaje
de muy pocas páginas en el cual se explica el porqué de la actitud altruista de Fernando.
Con ello no solamente recordaremos a ese gran amigo que fue, sino que haremos extensivo
ese recuerdo a todos aquellos “cirujanos desconocidos” cuya muerte prematura y/o actividad
altruista pasó desapercibida, o directamente ninguneada por sus congéneres.
Ilustrado por el Sr. Nacho Duato, bailarín clásico de renombre mundial, y patrón de
la Fundación Fernando Fonseca, este libro-homenaje será presentado en la versión inglesa
a los que asistan al Congreso de Londres, en espera de poderlo distribuir a todo el
mundo en breve.
Espero haber sabido encontrar el tono justo y el volumen adecuado que hagan feliz
a Fernando. Si él siempre decía que todos los pacientes eran más que pacientes, para
nosotros Fernando siempre fue, es y será un referente, un ejemplo a seguir.
Gracias.