Palabras clave
fractura de radio distal - placa volar bloqueada - complicaciones - pseudoartrosis
- artrodesis
Introducción
Las complicaciones tras presentar fractura de la extremidad distal del radio (EDR)
son frecuentes. Entre ellas se encuentra la pseudoartrosis de la extremidad distal
del radio (PEDR) definida como ausencia de consolidación tras 6 meses,[1]
[2]
[3] siendo una complicación extremadamente infrecuente y grave. Su escasa incidencia,
heterogeneidad en la forma de presentación de los casos, y ausencia de un algoritmo
quirúrgico bien definido constituyen factores que hacen que los resultados de su tratamiento
resulten impredecibles.[4]
[5]
[6]
Basado en esto, revisamos nuestra experiencia en el tratamiento de esta rara complicación
con el objetivo de analizar los resultados funcionales y radiológicos tras tratamiento
quirúrgico protocolizado.
Material y Métodos
Estudio retrospectivo de serie de casos de pacientes con diagnóstico de PEDR tratados
quirúrgicamente en nuestro centro entre 2010 y 2016. Se identificaron un total de
7 pacientes, procediéndose a la revisión clínica en Febrero de 2019 de 6 de los casos
debido a una pérdida en el seguimiento por exitus relacionado a comorbilidades médicas
del paciente (hepatopatía crónica y cardiomiopatía dilatada secundarias a alcoholismo
crónico).
En todos los casos, se estableció el diagnóstico de PEDR a partir de los 6 meses desde
que se produjo la lesión, con ausencia de formación de puentes óseos en tomografía
axial computarizada (TAC).
Una vez diagnosticada, dada la heterogeneidad en la forma de presentación de esta
complicación, desarrollamos, con fines descriptivos y en vista a la planificación
quirúrgica, la siguiente clasificación: tipo I - aquellos casos sin deformidad o deformidad
leve, con stock óseo metafisario subcondral bajo faceta semilunar > 10 mm, sin cambios
degenerativos asociados en el nivel de la articulación radiocubital distal (ARCD)
([Imagen 1]). Tipo II: deformidad leve, moderada o severa, y/o cambios degenerativos en el nivel
de la ARCD, diferenciando entre IIA ([Imagen 2]) y IIB en función de presencia de stock óseo bajo faceta semilunar con más o menos
que 10 mm ([Imagen 3]). Tipo III: casos con cambios degenerativos en el nivel de la articulación mediocarpiana
([Imagen 4]). En la [Tabla 1] hay un resumen de la clasificación propuesta.
Imagen 1 (color): Imagen de tomografía axial computarizada (TAC) en paciente con pseudoartrosis
de la extremidad distal del radio (PEDR) tipo I. Obsérvese deformidad leve, stock
óseo mayor que 10 mm, y ausencia de cambios degenerativos en el nivel de la articulación
radiocubital distal (ARCD).
Imagen 2 (color): Corte sagital y coronal de paciente con PEDR tipo IIA. Obsérvese alteraciones
en el nivel de ARCD con stock óseo metafisario subcondral bajo faceta semilunar mayor
que 10 mm y deformidad moderada.
Imagen 3 (color): Imagen de TAC en paciente con PEDR tipo IIB. Obsérvese ausencia de stock
óseo bajo faceta semilunar y alteraciones en el nivel de ARCD, cúbito plus en relación
a deformidad moderada radial. No se observan cambios degenerativos mediocarpianos.
Imagen 4 (color): Corte coronal de imagen de TAC de paciente con PEDR tipo III. Véase cambios
degenerativos asociados en el nivel de la articulación mediocarpiana. En estos casos,
debemos considerar la artrodesis como tratamiento inicial en lugar de técnicas reconstructivas.
Tabla 1
Tipo I
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Sin deformidad o con deformidad leve. Stock óseo metafisario bajo faceta semilunar
mayor que 10 mm.
Sin cambios degenerativos en el nivel de la ARCD.
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Tipo II
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A
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Cambios degenerativos en la ARCD y/o
deformidad leve, moderada-severa, con stock óseo metafisario bajo faceta semilunar
mayor que 10 mm.
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B
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Cambios degenerativos en la ARCD y/o
deformidad moderada-severa, con stock óseo metafisario bajo faceta semilunar menor
que 10 mm.
|
Tipo III
|
|
Cambios degenerativos en la articulación mediocarpiana.
|
Se recogieron antecedentes personales, comorbilidades y consumo de tóxicos para identificar
posibles factores de riesgo, así como mecanismo lesional, lateralidad, tratamiento
inicial y complicaciones ([Tabla 2]).
Tabla 2
N° del caso/Lateralidad
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Sexo/Edad (años)
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Comorbilidades
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Mecanismo lesional/Clasificación de la fractura (AO)
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Tratamiento inicial
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Tiempo hasta remisión
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Tipo de PEDR
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Tratamiento de la PEDR
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Procedimiento en la ARCD
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Tiempo hasta consolidación/Seguimiento total
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Complicaciones
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Valoración funcional
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Caso 1 / D
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M/35
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No interés
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Caída desde altura/23.A2
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C: inmovilización con yeso cerrado 2 semanas, y tratamiento con O3
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7 meses
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I
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Desbridamiento del foco + injerto esponjoso de cresta ilíaca + RAFI placa volar bloqueada
TCP
|
No
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12 semanas/9 años
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No
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EVA: 0 / 0
DASH: 0
Fuerza 28/35
BAA: FLEX 60° / EXT 45° / PS completa / DR y DC 20°
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Caso 2 / I
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V/34
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No interés
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Accidente de tráfico/23.C 2 abierta grado IIIB (Gustilo)
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QX: placa volar + injerto costal. Cobertura con ALT
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31 meses
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IIA
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2 intervenciones.
1. EMO + desbridamiento del foco + injerto esponjoso de cresta ilíaca + RAFI placa
volar bloqueada TCP;
2. EMO + desbridamiento del foco + injerto tricortical de cresta ilíaca + RAFI placa
volar bloqueada TCP + BCP
|
2. Artrodesis: SK con tornillo canulado de 4,5 mm.
|
36 semanas/4 años + 7 meses
|
Pseudoartrosis persistente;
molestias material
artrosis radiocarpiana;
consolidación viciosa: mano zamba ulnar
|
EVA: 2 / 4
DASH: 50,8
FUERZA: 6,9/34,6
BAA: arco
movilidad FLEX-EXT: 30 ° / DC y DR 5° / PRON: -30°
|
Caso 3 / D
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V/39
|
Depresión; tratamiento con ISRS;
fumador de 1 paquete/día
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Accidente de moto/23. C.2
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QX: placa volar;
rescate: EMO + autoinjerto cresta tricortical + RAFI
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13 meses
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IIA
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EMO + desbridamiento + injerto tricortical autólogo + RAFI placa volar TCP extensión
diafisaria larga + fijación externa
|
Fijación interna con dos agujas de Kirschner
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24 semanas/3 años
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Infección en muestras intraoperatorias: Staphylococcus epidermidis;
artrosis radiocarpiana y mediocarpiana
|
EVA: 0/2
DASH: 10,8
Fuerza: 28,8/38
BAA:
60° / 70° flex Arco movilidad: 130°/ DR y DC 20° / PS completa
|
Caso 4 / I
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V/37
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Depresión; tratamiento con ISRS
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Accidente de motocicleta/23C.3 abierta grado IIIB (Gustilo)
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QX: síntesis placa volar (desconocemos el modelo). Cobertura con ALT
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120 meses
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IIB
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Desbridamiento del foco + injerto tricortical de cresta ilíaca + RAFI placa volar
bloqueada TCP
|
Artrodesis: SK con tornillo canulado de 4,5 mm
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36 semanas/7 años
|
Artrosis radiocarpiana;
artrosis mediocarpiana
|
EVA: 1/3
DASH: 44,1
Fuerza: 19.2/41
BAA: arco movilidad 40°, DR y DC 5°, PS completa
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Caso 5 / I
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M/62
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DMID con mal control;
hipertiroidismo;
obesidad;
HTA
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Caída desde propia altura/23.A2
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C: reducción cerrada e inmovilización con yeso cerrado antebraquial durante 4 semanas
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6 meses
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IIA
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Desbridamiento + injerto tricortical autólogo + RAFI placa volar TCP + fijación externa
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Artrodesis: SK con tornillo canulado de 4,5 mm
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20 semanas/2 años y 6 meses
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Artrosis radiocarpiana
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EVA: 0/0
DASH: 2,1
Fuerza: 27/35
BAA: completo
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Caso 6 / I
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V/41
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Fumador de más de 1 paquete/día
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Accidente de motocicleta/23.C1
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QX: Sintesis volar con placa
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6 meses
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IIA
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Desbridamiento del foco + injerto esponjoso de cresta ilíaca + RAFI placa volar bloqueada
TCP
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Artrodesis: SK con tornillo canulado de 4,5 mm
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24 semanas /3 años
|
No
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EVA: 0 / 0
DASH: 0
Fuerza 37/41
BAA: FLEX 60° / EXT 45° / PS completa / DR y DC 20
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Fueron identificados 2 mujeres y 4 varones con edad media de 41 años (rango: 35–62
años); la lateralidad más frecuente fue la izquierda (4 de los casos; en 2 casos,
la lateralidad fue derecha), y todos los pacientes tenían la mano derecha dominante
y eran trabajadores activos manuales, 3 de ellos de esfuerzo. El patrón más frecuente
fue articular complejo, tras traumatismo de alta energía en 4 de los 6 casos (casos
2, 3, 4 y 6), tratándose de fracturas abiertas grado IIIB en 2 (casos 2 y 4). Sólo
1 de los casos requirió una nueva intervención previa a remisión a nuestro centro
(caso 3) debido a retraso de consolidación y sospecha de infección consistente en
extracción de material de osteosíntesis (EMO) y nueva síntesis con placa volar y aporte
de injerto autólogo tricortical de cresta ilíaca. El tiempo medio hasta la remisión
a nuestro servicio fue de 30 meses (rango: 6–120 meses).
Balance articular activo (BAA) preoperatorio medio: flexión de 34° (rango: 10°–50°);
extensión de 25° (rango: 10°–60°); supinación de 62,5° (rango: 45°–85°); pronación
de 60° (rango: 30°–85°); desviación radial de 5° (rango: 0°–20°); y desviación ulnar
de 8° (rango: 0°–20°). El puntaje medio en el cuestionario Disabilities of the Arm,
Shoulder and Hand (DASH) preoperatorio fue de 49,1 (rango: 38,6–60).
Una vez examinado cada paciente en nuestra unidad, se procedió a intervención quirúrgica
precoz, previa planificación preoperatoria con pruebas de imagen (TAC), valorando
la deformidad radial, el stock óseo metafisario bajo faceta semilunar, la articulación
radioulnar distal, y la articulación mediocarpiana. Basado en eso, se clasificó a
los pacientes según el sistema propuesto en: tipo I (caso 1), IIA (casos 2, 3, 5 y
6), y IIB (caso 4), optándose en todos los casos por una técnica de reconstrucción
de preservación articular. Los tipos de tratamiento quirúrgico están descritos en
la [Tabla 2].
En todos los casos se llevó a cabo un abordaje volar de Henry, y se procedió a la
recogida de muestras para descartar infección. El tipo de injerto utilizado fue autólogo
de cresta ilíaca contralateral al lado afecto intervenido, de tipo esponjoso para
los tipo I (caso 1) y IIA con deformidad leve y afectación de ARCD asociada (Caso
2), y tricortical en aquellos casos con deformidad moderada (IIA), severa, y/o stock
óseo bajo faceta semilunar < 10 mm (tipo IIB) tallado en relación al defecto, a la
deformidad, y a los hallazgos intraoperatorios.
La utilización de la fijación externa (casos 3 y 5) como herramienta complementaria
al tratamiento durante un periodo entre 2 y 4 semanas, para facilitar la ligamentotaxis
y como suplementación a la osteosíntesis y la corrección de la deformidad obtenida,
se llevó a cabo en una paciente con mala calidad ósea (caso 5) y en el caso 3, el
único paciente reintervenido antes de la remisión a nuestro centro por retraso de
consolidación y sospecha de infección subclínica. En ambos casos la decisión se tomó
de forma intraoperatoria tras realización de osteosíntesis, corrección de la deformidad,
y tratamiento de la ARCD.
En todos los casos, salvo en aquellos donde se utilizó la fijación externa, se procedió
a inmovilización con férula antebraquial dorsal durante un periodo de una semana hasta
la revisión clínica, iniciándose a continuación rehabilitación precoz para ganancia
de movilidad articular.
En la revisión clínica en Febrero de 2019, se procedió a realización de: control radiológico
para analizar parámetros de alineación y detectar nuevas complicaciones; valoración
funcional a través de medición de movilidad activa articular; reincorporación a la
situación laboral; medición del dolor en reposo y con actividad a través de la Escala
Visual Analógica (EVA); medición de fuerza con dinamómetro manual; y el cuestionario
Disabilities of the Arm, Shoulder and Hand (DASH) para valoración funcional del conjunto
de la extremidad superior.
Resultados
Hubo seis casos de PEDR con seguimiento medio de 58 meses (rango: 30–108 meses). Los
resultados funcionales están descritos en la [Tabla 2].
Durante el postoperatorio inmediato, se identificaron tres complicaciones agudas:
un caso de hipoestesia de rama sensitiva del nervio radial (caso 5) que no precisó
de tratamiento, y con resolución espontánea a las 10 semanas desde la intervención,
y un caso de infección superficial (caso 3) por Staphylococcus epidermidis que fue tratada de forma favorable con antibioticoterapia oral durante un periodo
de 4 semanas. En el resto de los casos, los resultados de las muestras de microbiología
recogidas durante el proceso quirúrgico fueron estériles.
En todos los pacientes, salvo uno (caso 2), se alcanzó la consolidación de la fractura
con un periodo medio de 5 meses (rango: 3–9 meses). El caso 2 constituye la tercera
complicación: pseudoartrosis persistente que precisó de reintervención quirúrgica.
Se consideró como posible etiología del fracaso del tratamiento inicial infección
subclínica con cultivos negativos, dado el antecedente de fractura abierta grado IIIB.
Para rescate de esta complicación, se optó por un tratamiento quirúrgico similar al
previo, aunque con mayor agresividad, consistente en extracción de material de osteosíntesis,
desbridamiento con eliminación de tejido óseo desvitalizado, injerto autólogo tricortical
de cresta ilíaca con corrección de la deformidad, y fijación interna con placa volar
de dos columnas (two-column plate, TCP; DePuySynthes, Rayham, MA, EEUU), añadiéndose
en este caso un sustitutivo óseo de fosfato de calcio bifásico (biphasic calcium phosphate,
BCP), reservando el injerto vascularizado como posible opción de rescate en caso de
persistencia de fracaso. Además, se añadió un procedimiento en el nivel de la ARCD
(artrodesis con técnica de Sauvé-Kapandji) debido a la progresión de la deformidad
y la aparición de cambios degenerativos en dicho nivel. Tras la intervención, los
cultivos eran estériles, y se alcanzó la consolidación a los 7 meses sin complicaciones
en el postoperatorio inmediato.
Como complicaciones a mediano plazo, el paciente del caso 2 presentó molestias relacionadas
con el material de síntesis, y se procedió a la extracción del mismo tras 3 años desde
la consolidación.
Durante la revisión final, los pacientes presentaron una movilidad articular activa
media de flexión de 54° (rango: 10°–80°), extensión de 40° (rango: 10°–85°), supinación
de 82,5° (rango: 75°–85°), pronación de 80° (rango: 55°–85°), desviación radial de
15° (rango: 5°–20°), y desviación ulnar de 15° (rango: 5°–20°). La fuerza media fue
de 24,15 Kg (rango: 6,9–35 Kg), siendo únicamente menor del 50% en comparación con
la extremidad contralateral en los casos 2 y 4, que fueron los únicos pacientes que,
aún habiéndose reincorporado al ámbito laboral, tuvieron que cambiar de actividad,
pues eran trabajadores de esfuerzo. Además, fue en estos casos que encontramos un
arco de movilidad activa de flexo-extensión de 20°, es decir, menor que 50°, y, por
tanto, subóptimo, con asociación en el seguimiento en ambos casos de cambios artrósicos
en el nivel de las articulaciones radiocarpiana y mediocarpiana. Esto puede ser debido
al hecho de que se trata de aquellos pacientes que presentaron fracturas articulares
complejas abiertas grado IIIB con múltiples intervenciones previas a la valoración
por parte de nuestra unidad de la PEDR como complicación. No obstante, dada la situación
clínica actual (sin dolor en reposo y dolor escaso con actividad) y las múltiples
intervenciones quirúrgicas previas, ambos pacientes rechazan artrodesis como técnica
de rescate, y consideran aceptable su movilidad.
El puntaje medio en la EVA en reposo fue de 0,6 (rango: 0–2), y con actividad, de
1,8 (rango: 0–4), y el puntaje medio postquirúrgico en el DASH fue de 18,48 (rango:
0–50,8).
Parámetros radiológicos de alineación: altura radial media de 9,65 mm (rango: 7–12 mm),
angulación radial media de 17° (10°–20°), inclinación volar media de 8,36° (rango:
0,2°–21°), varianza ulnar media de 1,52 mm (rango: 0–3,5 mm). A través del análisis
radiológico con seguimiento medio de 58 meses, detectamos como complicaciones a largo
plazo: 1 caso de deformidad adquirida, consolidación viciosa tipo mano zamba ulnar
([Imagen 5]), 4 casos de artrosis radiocarpiana (casos 2, 3, 4 y 5) y 3 en el nivel mediocarpiano
(casos 2, 3, y 4). No obstante, ningún paciente precisó de nuevas intervenciones quirúrgicas
o técnicas de rescate como la artrodesis, ya que se encontraban satisfechos con los
resultados y prácticamente en su totalidad sin dolor en reposo, siendo leve con actividad,
encontrándose todos en situación laboral activa o realizando una vida diaria normal
sin limitaciones.
Imagen 5 (color): Imágenes correspondientes con el caso número 2 con puntaje en el cuestionario
Disabilities of the Arm, Shoulder and Hand (DASH) a final de seguimiento de 50,8.
El paciente fue sometido a múltiples intervenciones quirúrgicas previas, tenía pseudoartrosis
persistente, y se realizó posterior extracción de material de ostesíntesis. Obsérvese
deformidad residual adquirida mano zamba ulnar al final del seguimiento, una vez conseguida
la consolidación. No obstante, el paciente rechazó la cirugía para la corrección de
la deformidad.
Discusión y Conclusiones
La pseudoartrosis de radio distal es una complicación rara e infrecuente.
En un estudio llevado a cabo en más de 2 mil fracturas de radio distal, Bacorn y Kurtzke[7] describieron una incidencia de pseudoartrosis del 0,2%. Por su parte, Watson-Jones[8] describe un único caso dentro de un total de 3.199 fracturas de la extremidad distal
del radio. Así mismo, Bentohami et al[9] no recogieron esta complicación tras realizar una revisión sistemática de complicaciones
en fracturas de EDR tratadas con placa volar bloqueada. Esto es debido, entre otros
factores, a la importante vascularización intraósea en dicho nivel, procedente de
tres sistemas: epifisario, metafisario y diafisario, tanto en nivel volar como dorsal,
como describen en su estudio anatómico publicado en 2008 Lamas et al.[10] No obstante, factores de riesgo propios de la fractura, como elevada conminución,
fractura asociada de cúbito distal, traumatismos de alta energía o fracturas abiertas,
así como factores propios del paciente (diabetes mellitus no controlada, hábito tabáquico
importante, enfermedad vascular periférica, alcoholismo, hipotiroidismo y obesidad
mórbida) han sido descritos como asociados a esta complicación[1]
[2]
[3]
[4]. La osteoporosis, como posible factor de riesgo independiente asociado, no parece
serlo, como analizan estudios recientes.[11] Además, un tratamiento inadecuado, como un periodo de inmovilización insuficiente,
distracción excesiva del foco de fractura o la presencia de espacio óseo en el nivel
de la región metafisaria tras el tratamiento quirúrgico de las fracturas de radio
distal también se ha relacionado con el aumento de esta complicación.[1]
[2]
[3] La posibilidad de aumento de su incidencia ha sido asociada con el aumento de número
de casos tratados quirúrgicamente con síntesis con placa volar con tornillos bloqueados.
No obstante, no parece haber una correlación con la aparición de esta complicación
y el uso de placas volares bloqueadas de última generación.
En el presente estudio, decidimos definir el tiempo para diagnóstico de pseudoartrosis
de radio distal según la ausencia de signos de consolidación tras seis meses desde
la fractura.[12]
[13] Si bien es cierto, una ausencia de signos de consolidación a los 4 meses de la fractura
tras seguir un adecuado tratamiento debe hacernos sospechar de esta posible condición,
y alertarnos de la necesidad de llevar a cabo un tratamiento quirúrgico inminente
precoz, como hace mención en su estudio Fernandez et al.[3] En el presente estudio, esto no fue posible, ya que todos los casos, a excepción
de uno (caso 5), fueron remitidos a nuestra unidad procedentes de otros centros, donde
fueron tratados con un periodo medio hasta remisión de 30 meses.
Respecto al tratamiento quirúrgico de la PEDR, el criterio tradicional que se ha ido
siguiendo en el resto de las publicaciones en la literatura para la elección de técnicas
de preservación articular o la artrodesis de muñeca fue el establecido por Segalman
y Clark[1] en 1998 en su serie de 12 casos, 8 de los cuales tratados quirúrgicamente. Los autores
estableceron que el stock óseo metafisario bajo faceta semilunar menor que 5 mm hace
necesario que se realice una artrodesis, mientras que si es mayor que 12 mm, permite
poder llevar a cabo una técnica reconstructiva de preservación articular. En nuestro
caso, decidimos definir como 10 mm el stock óseo, al ser éste un valor más sencillo
a la hora de la planificación preoperatoria, así como un stock óseo suficiente que
nos permite realizar una síntesis con placa volar bloqueada en una correcta posición
sin condicionar una presentación más distal de la misma, asociada a un mayor número
de complicaciones, como la ruptura e irritación tendinosa del flexor pollicis longus.
Siguiendo lo mencionado en su serie de casos por Fernandez et al,[3] coincidimos en que el manejo conservador de esta patología ha de estar reservado
únicamente en los casos de pacientes con baja demanda funcional o elevada comorbilidad
asociada. En estos casos, el tratamiento consistiría en inmovilizaciones periódicas
de la articulación coincidiendo con episodios de agudización del dolor. Además, coincidimos
en intentar siempre realizar técnicas reconstructivas de preservación articular independientemente
del stock óseo bajo la faceta semilunar siempre y cuando hagamos una valoración previa
de la articulación mediocarpiana y ésta se encuentre intacta. De lo contrario, en
estos casos, generalmente con presentación en forma de deformidad severa y stock óseo
disminuido, la artrodesis debería ser considerada como la primera opción de tratamiento
quirúrgico.
Siguiendo estos criterios, conseguimos consolidación con buenos resultados funcionales
en todos los pacientes de nuestra serie, en la que hubo sólo un caso de pseudoartrosis
persistente que requirió nueva intervención quirúrgica, posiblemente como resultado
de infección subclínica. Preferimos realizar un procedimiento sin aporte de injerto
óseo vascularizado, reservándolo como posible rescate y basado en otros casos de pseudoartrosis
persistente tratados de esta manera con buenos resultados, como los casos 2 y 3. Si
bien, el injerto óseo vascularizado ha de ser considerado una opción en el caso de
pseudoartrosis persistente, e incluso como primera posibilidad de tratamiento de la
PEDR.[14]
[15]
[16]
Desde el punto de vista del análisis radiológico, consideramos los resultados aceptables,
dada la gravedad de esta complicación y el periodo de seguimiento. La varianza ulnar
media positiva obtenida de 1,52 mm (0–3,5 mm) puede atribuirse a varios factores a
tener en cuenta.
En primer lugar, el colapso de la altura radial junto con el aumento de la profundidad
de la cavidad articular como consecuencia de la artrosis secundaria desarrollada puede
originar un cubito plus asociado, como ocurre en el caso con mayor varianza ulnar
(caso 3: 3,5 mm). Además, un procedimiento insuficiente asociado al nivel de la ARCD
puede resultar insuficiente, como consideramos que pudo ocurrir en el caso 3, en el
cual se llevó a cabo la fijación con Agujas de Kischner (AKs). Por ello, consideramos
crucial evitar subestimar la valoración de esta articulación conjuntamente con el
tratamiento de la PEDR para que no haya complicaciones asociadas en el largo plazo.
No obstante, el paciente del caso 3 se encuentra libre de sintomatología a nivel ulnocarpiano,
a pesar de los hallazgos radiológicos.
Ésta constituye una serie de seis casos de una complicación extremadamente infrecuente,
siendo sin embargo una de la más numerosas de la literatura en nivel internacional,
en la que se puede ver reflejada la heterogeneidad en la forma de presentación de
estos casos, que pueden ser divididos según la clasificación propuesta, que consideramos
con mayor reproducibilidad, novedosa y con aportación no solo descriptiva sino como
guía en la toma de decisión de tipo de tratamiento quirúrgico.
Además, con un seguimiento medio total de 5 años, siendo el mayor de 9 años, se observaron
buenos y aceptables resultados funcionales en largo plazo con la aplicación de dicho
algoritmo, sin tener que llevar a cabo artrodesis en ninguno de los casos, incluso
a pesar del desarrollo de cambios artrósicos y escasa movilidad, con un arco de flexo-extensión
activo menor que 50°, como ocurrió con los casos 2 y 4.
No obstante, se trata de un estudio retrospectivo con los sesgos que éste conlleva,
en el que el número de casos es escaso, con ausencia de grupo de control que nos permita
realizar comparaciones de este tipo de tratamiento. Nuevos estudios prospectivos,
y, debido a la escasa incidencia de esta complicación, multicéntricos, son necesarios
para tratar de esclarecer qué factores son los que más influyen en su aparición, cómo
poder prevenirla, y, en caso de su presentación, establecer cuál es el mejor método
de tratamiento quirúrgico.